En mi búsqueda constante de experiencias culinarias únicas, descubrí un lugar que sin duda se ha ganado un espacio especial en mi corazón y, sin lugar a dudas, en mi estómago. Me refiero a La Junta de 1810, un restaurante que combina la esencia histórica de la ciudad con la pasión por la comida argentina.
Al entrar, me envolvió una atmósfera acogedora y tranquila, perfecta para disfrutar de una comida sin prisas. El personal, atento y amable, se esforzó por hacerme sentir como en casa. Un destacado fue Julio, cuya atención fue impecable y cuya pasión por el fútbol argentine, especialmente por River, fue un tema interesante de conversación.
La carta ofrece una variedad de opciones que satisfacen cualquier antojo. Desde platos típicos como la milanesa a la napolitana, hasta empanadas de queso, cebolla y espinaca que son una delicia. La comida es verdaderamente excelente, con porciones generosas y sabores auténticos. Los precios son razonables, considerando la calidad y la cantidad.
Un detalle que me pareció destacable fue la ausencia de cobros adicionales por entrada, pan o propinas, aunque siempre es agradable mostrar aprecio por el servicio a través de una propina voluntaria.
Aunque encontré algunos comentarios sobre la necesidad de mejorar los baños y la aceptación de tarjetas de crédito y débito, mi experiencia fue en general muy positiva. La comida, el servicio y el ambiente hacen de La Junta de 1810 un lugar altamente recomendable para cualquier amante de la gastronomía argentina.

Si estás buscando un lugar para disfrutar de una comida auténtica y relajada, La Junta de 1810 es sin duda una excelente opción. ¡No te pierdas la oportunidad de probar sus deliciosas empanadas y milanesas!